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Emociones

Desde el origen de la humanidad y a lo largo de nuestras vidas, los seres humanos experimentamos continuamente diversas emociones. Alegría, tristeza, miedo, disgusto enojo y sorpresa son emociones primarias, involuntarias, automáticas, que cumple la función de asegurar nuestra supervivencia e integridad. Todas ellas surgen en respuesta a algún estimulo (interno o externo a nosotros/as), pero nunca surgen “porque sí”, sin motivo alguno. Es fundamental vivenciar cada emoción, sin ignorarlas, evitarlas, negarlas o reprimirlas.

Las emociones infantiles, son muy intensas. A veces son breves, pero no por eso menos auténticas. Sus expresiones son variadas: cuando los/as niños/as no hay desarrollado por completo su lenguaje, tienden a manifestarlas con su cuerpo y con su comportamiento. La Madre Teresa de Calcula decía: “No te preocupes si tus hijos/as no te escuchan…, te observan todo el día”. Los/as niños/as aprenden por imitación y nosotros somos sus principales referentes. Debemos intentar la mejor versión de nosotros mismos, expresando lo que sentimos y mostrando cómo gestionamos nuestros estados emocionales.

Es importante educar nuestras emociones. No se trata de evitar sentir, sino de decidir cómo actuar frente a ese sentir. Poco a poco nuestros/as niños/as aprenderán a gestionar sus emociones sin reprimirlas, pero sin dejar que los tomen como rehenes.

Entender las emociones y saber gestionarlas, es la clave para llevar una vida más equilibrada, sana y feliz.